¡HIJOS MÍOS, MI SEXTO Y NOVENO MANDAMIENTO, HOY SON
QUEBRANTADOS Y PISOTEADOS POR LA INMENSA MAYORÍA DE LA HUMANIDAD!
OCTUBRE 26 DE 2015 – 2:00 P.M.
LLAMADO DE JESÚS SACRAMENTADO A LA HUMANIDAD
Hijos míos, mi paz sea con vosotros.
La fe va en decadencia, en muchos países mis casas
están siendo cerradas o están siendo utilizadas para celebrar en ellas otro
tipo de cultos. Muchas se han convertido hoy en museos, donde son visitadas
sólo por turistas. La desacralización de mis casas va en aumento, mis sagrarios
están vacíos y ya no hay respeto en mis recintos. ¡Qué tristeza siento al ver
la frialdad espiritual de la inmensa mayoría de la humanidad de estos últimos
tiempos!. Sólo buscan satisfacer su ego, dejándose arrastrar por una sociedad
consumista que los está llevando a cambiar a Dios por los placeres de la carne
y cosas materiales. Así se cumple lo que dice mi Palabra: Al final de los días,
vendrán tiempos difíciles, porque los hombres serán más amantes de los placeres
de la carne que de Dios. (2 Timoteo 3. 4, 5).
¡Oh mujeres mundanas, mi adversario os está utilizando
como conejillos de India!. Vuestra lujuria y desenfreno está haciendo perder a
muchos, incluso a muchos de mis elegidos. Vuestras modas indecentes, vuestra
sensualidad y bajos instintos, son una afrenta al amor de Dios; ya no respetáis
al hombre casado, ni respetáis a su familia; os habéis convertido en
instrumentos de pecado al servicio de mi adversario. Muchos hogares se están
destruyendo por vuestro desenfreno. ¡Potrillas desbocadas, estáis pisoteando el
Sacramento del Matrimonio, separando lo que yo uní con mi bendición!. Os digo,
hijas de la perdición: si no recapacitáis, reparáis y pedís perdón, os aseguro
que las entrañas del averno serán vuestra morada por toda la eternidad.
Hijos míos, me duele y entristece ver a mis jóvenes
perdidos en la drogadicción y la prostitución y ver a sus padres que no hacen
nada por remediar esta dolorosa situación. ¡Os digo perros mudos, vuestro
silencio será vuestra condena; os di una familia para que la educaras bajo las
bases morales y espirituales, pero los afanes y preocupaciones de este mundo os
están apartando de lo que vale más que el dinero, vuestra familia. Recapacitad
padres de familia, nuevamente os lo digo, sed pastores y no lobos del rebaño
que he puesto a vuestro cuidado.
Hijos míos, mi sexto y noveno mandamiento, hoy son
quebrantados y pisoteados por la inmensa mayoría de la humanidad. La inmensa
mayoría de las parejas tienen relaciones sexuales antes del matrimonio y no hay
una voz que se levante y les diga que esto es pecado que ofende a Dios. Mis
jóvenes fornican y se prostituyen desde temprana edad y lo más triste es ver
como muchos vienen a mi Santo Sacrificio los fines de la semana y como si no
fuera pecado reciben indignamente mi Cuerpo y mi Sangre. ¡Qué tristeza siento
en mi corazón al ver la degradación moral, social y espiritual en que está
sumida esta humanidad!.
Mi dolor y mi calvario se reviven y mi cabeza es
traspasada por las espinas del pecado de impureza sexual. MI cuerpo diariamente
es flagelado por la lujuria, adulterio, fornicación y sodomía de esta humanidad
ingrata y pecadora. Y qué decir de los pecados de impureza de muchos de mis
predilectos que son lanzas que traspasan nuevamente mi costado; la cruz que
tengo que cargar en estos tiempos es más pesada que la que cargué camino al
calvario; su peso desgarra mi carne y el dolor que siento es más intenso al ver
que esta humanidad se niega a seguirme y persiste en el pecado. ¡Padre mío,
perdónalos y ten misericordia de esta humanidad que se olvidó de amar!.
¡Padres de familia, escuchadme, abrid vuestros oídos y
prestadme atención; porque vuestros hijos se están perdiendo y vuestros hogares
van a la deriva!. Retomad el control de vuestros hogares, preocupaos más por
vuestras familias; escuchad a vuestros hijos y orientadlos, reprended con amor.
Sacad tiempo de vuestro tiempo y sentaos nuevamente en la mesa; platicad con
vuestros hijos y más que padres, sed para vuestros hijos, amigos. Vuestros
hijos lo que más necesitan es: amor, respeto, diálogo y comprensión y ante todo
vuestras familias y vosotros lo que más necesitan es volver al amor de Dios.
Mi paz os dejo, mi paz os doy. Arrepentíos y
convertíos, porque el Reino de Dios está cerca.
Vuestro Maestro, Jesús Sacramentado.
Dad a conocer mis mensajes a toda la humanidad.
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